Aunque actualmente Peñíscola permanece unida a tierra firme
de forma perpetua, hace años no era así. El peñón, la roca que se eleva sobre
el mar, ahora cubierta de casas y coronada por el castillo, antiguamente era
una isla muy próxima al continente pero rodeada de mar.
Las olas del mar fueron trayendo arena y sedimentos que
dirigidos por el propio peñón, se iban depositado junto a él, formando una
lengua arenosa hasta unirlo al continente. Es lo que se llama un tómbolo.
Esta lengua de tierra o ismo no era perpetua. Al estar
formada solo por arena, según el tiempo, el estado del mar… este podía quedar
sumergido, lo que dotaba al peñón de un alto valor estratégico defensivo.
Actualmente la construcción del puerto y otras obras de
hormigón han sellado el enlace entre el peñón y tierra firme y no nos es
posible observar este fenómeno.
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